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«De la cepa a tu copa»664-250-921

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«Durme, durme» – Romance sefardí/ En un homenaje a su admirado amigo Joaquín Díaz, Diego publicó un libro-disco, «La voz de la memoria», en el que adapta para piano algunas de sus interpretaciones más entrañables

«Nacía gris, la luna, y Beethoven lloraba,

bajo la mano blanca, en el piano de ella…

En la estancia sin luz, ella, mientras tocaba,

morena de la luna, era tres veces bella.

Juan Ramón Jiménez«Rosas de cada día»

Es difícil imaginarse un medio de expresión de amor más hermoso que el de una persona sentada al piano. Una vida entera lleva dedicada a ello Diego Fernández Magdaleno. Una lucha sin cuartel por poner en valor la música contemporánea que adora y que representa, junto a otros muchos músicos de su generación. El próximo jueves 14 de marzo presenta su nuevo trabajo, «Mirrors of Time», en Valladolid (Patio Herreriano, 19:30), y al día siguiente en Medina de Rioseco (Ayuntamiento, 19:00). Un doble disco, editado por la compañía Alia Vox, en el que interpreta 14 obras de compositores contemporáneos, inspiradas en 14 obras antiguas, interpretadas por Jordi Savall.

Portada de su último trabajo, «Mirrors of Time», disponible próximamente en las tiendas de discos. fernandezmagdaleno.com

Nació en el seno de una familia de artistas. Cuando era pequeño su deseo era tocar el violín, pero no había en ese momento, profesores que lo impartieran en su pueblo, Medina de Rioseco (cumpliendo esa antigua aspiración está hoy su hijo Pablo, poco a poco, convirtiéndose en un maestro del instrumento del diablo). Así que se formó como pianista, hasta llegar a ser uno de los grandes intérpretes de España. Hecho reconocido formalmente con el Premio Nacional de Música, en el año 2010, con tan solo 37 años.

«Katy murió hace medio año. Allí donde a veces la encontraba, ahora la veo siempre (El rigor de los signos)». Menos conocida es la faceta del Diego escritor, aunque como él mismo advierte: «es una dedicación, para mi, indistinguible a la de la música». Ya son casi diez libros publicados, a los que habrá que añadir uno nuevo de poemas, que saldrá el próximo mes de mayo, a través de la editorial Páramo.

De una sensibilidad sencilla e inmensa, debería ser de obligado cumplimiento conversar con Diego al menos una vez en la vida. Aunque haya que lamentar que algunas de sus reflexiones más profundas e interesantes, sólo se aventure a manifestarlas con el micrófono ya cerrado. Ahora que Ilia Topuria aparece en todos los medios por ganar el campeonato mundial de repartir leches a cascoporro, quizás sea un buen momento para recordar que el mayor temor del ser humano, más incluso a veces que a la propia muerte, es a expresar sus sentimientos.

¿Cómo nace su afición a la música?

En la familia de mi madre, todos eran músicos. Mi abuelo, sus hermanos, mi bisabuelo… en casa de mi abuela Amparo había muchos instrumentos, libros y partituras por lo que para mí, como para mis hermanos, la música era algo natural. Para nosotros era raro que alguien entrara en casa de la abuela y no supiera tocar el piano. Mi madre recuerda que desde muy pequeño, me gustaba jugar con cosas que sonasen… Ha sido algo natural, no elegido.

«MI ABUELO PABLO FUE UN MÚSICO MUY IMPORTANTE EN LA FAMILIA. SIEMPRE HE RECIBIDO GRANDES ELOGIOS SOBRE ÉL «

Su abuelo Pablo Magdaleno, «Pablito», es muy recordado por la gente mayor en Medina de Rioseco

Cuando el murió yo tenía 3 años. Iba a empezar a enseñarme música, algo que mi madre recuerda mucho, y falleció. Siempre he escuchado los mejores elogios sobre él, por parte de personas que le han conocido como músico o han tocado con él. Es una figura muy importante, que sobrevuela en la familia. Mi padre, que era marmolista, también cantaba muy bien, sobre todo, flamenco.

¿Por qué el piano?

Tampoco lo elegí. Cuando yo empecé a estudiar, quería tocar el violín, pero aquí no había profesor y si había de piano, Carmen García, mi primera profesora. Entonces fui a casa de Antonio Novo, «Toto», a que me enseñara a tocar el violín. Pero como yo empezaba a tocar el piano, lo que hacíamos era tocar juntos, y no aprendí a tocar el violín.

Detrás del pianista que es hoy, hay muchos años de esfuerzo y dedicación. fernandezmagdaleno.com

¿Cómo fue el proceso hasta llegar a ser pianista profesional?

Mi primera profesora fue Carmen García, en Medina de Rioseco. Luego Miguel Frechilla, en Valladolid, hasta que fui al conservatorio. Finalmente fui a Madrid a estudiar con Guillermo González, un pianista magnífico, en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Esos son mis tres maestros de carácter oficial. Pronto comencé a dar conciertos. Luego entré como profesor en el conservatorio de Valladolid. Allí llevo 30 años. Entre medias he sido también el director durante 4 años.

De todos los premios que ha recibido, ¿Cuáles le han hecho más ilusión?

Hay premios que son muy importantes en si mismos. El «Premio Nacional de Música» es el premio más importante, profesionalmente hablando, que se puede otorgar a un músico en España. Luego, el que me hayan hecho «Hijo Predilecto de Medina de Rioseco», para mí es importantísimo, claro. Todos los premios tienen un agradecimiento muy especial a las personas que me han dado ese premio. El último, por la trayectoria artística de la Diputación, es también un premio importantísimo para mí.

«INTERPRETO, SOBRE TODO, MÚSICA ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA Y AUTORES INJUSTAMENTE OLVIDADOS»

¿Qué tipo de obras interpreta?

Sobre todo, a lo que me dedico es a la música española contemporánea. Y también estudio mucho a autores que considero que están injustamente olvidados, del siglo XIX y primeros del XX. Compositores de una gran calidad, de un gran valor, que no se interpretan. Félix Antonio, de Valladolid, es uno de ellos. Si fueran malos, que se olviden es lo normal, pero creo que cómo son muy buenos, hay que rescatarles.

¿Están los compositores españoles infravalorados?

Hay compositores españoles que están entre los más grandes: Antonio de Cabezón, Tomás Luis de Victoria, Manuel de Falla o Isaac Albéniz. Compositores de una importancia enorme y con mucha repercusión. Lo que sucede es que, en España, la música contemporánea tiene una importancia mucho menor que otras artes en la cultura general. Una persona mínimamente culta es capaz de decirte cinco escritores, arquitectos, pintores o cineastas, pero no cinco compositores españoles contemporáneos. La música contemporánea no tiene la presencia que debe en la cultura española. Y con la particularidad de que hay compositores contemporáneos excelentes.

¿Qué recomendaciones daría a una persona que escucha música contemporánea por primera vez?

La música contemporánea es extraordinariamente heterogénea. La música de un compositor como Cristóbal Halffter, es muy diferente a la de un compositor como Valentín Silvéstrov. Y los dos tienen un periodo vital muy parecido. Hay que tener un interés por «conocer». A todos nos gusta «reconocer» música, escuchar una y otra vez lo que ya hemos escuchado, pero entrar en la incertidumbre del «conocer» es lo que nos lleva a descubrir la música contemporánea, o cualquier otra disciplina artística. Hay que entenderla como una evolución natural, no como un movimiento aislado.

«Aniversario. In Memorian William Kapell» – Leonard Bernstein/Diego invita a «explorar», para conocer la música contemporánea como un mundo repleto de diversidad

¿Por qué no interpreta obras clásicas?

Profesionalmente, sobre todo, estoy especializado en música contemporánea, pero he tocado música de todas las épocas. Y en determinados momentos he participado en programas dedicados a Chopin, a Schumann… hace poco he tocado música del siglo XVII y XVIII. Pero a lo que más me dedico es a la música contemporánea.

Cómo profesor, ¿Cuál es su método de enseñanza?

En el caso del piano, la enseñanza es siempre entre dos. Uno tiene que ponerse en las manos y en la inteligencia del otro. Me refiero a que cuando uno trabaja una obra, trabaja con las condiciones del alumno. No hay un método abstracto que aplicas a todos. Cada alumno tiene unas necesidades y en función de ellas hay que trabajar.

¿Qué cualidades tiene que tener, para usted, un pianista profesional?

Bueno, para mí no. Debe tenerlas. Tiene que desarrollar un trabajo muy serio y profundo sobre la técnica del instrumento, sobre el análisis de la obra, y fundir esos dos aspectos en una interpretación que, de ese modo, será siempre singular.

«TENGO MUCHÍSIMOS PIANISTAS COMO REFERENTES. CADA VISIÓN DE UN GRAN PIANISTA ME INTERESA»

¿Qué grandes pianistas ha tenido como referentes?

Muchísimos, ¡hay tantos! Por acotarlo, cuando yo era niño, para mi eran importantísimos: Arthur Rubinstein, Claudio Arrau, Alicia de Larrocha, Marta Argerich y Daniel Barenboim. Voy a decir esos cinco, para que no tenga que poner una lista que parezca la guía de teléfonos. Porque cada visión de un gran pianista a mí me interesa. Cómo afrontan las obras, que recursos ponen en juego para conseguir un determinado resultado sonoro…

¿Qué diferencia hay entre la composición y la interpretación?

Todos tocan la partitura del compositor, pero en ella no se puede fijar todo. La partitura es un sistema gráfico, no se oye. Por eso existimos los intérpretes. Es como cuando coges el texto de Hamlet. El texto está escrito pero la interpretación teatral es distinta según el actor.

Una cuestión que genera controversia en este mundo son los concursos de piano, Kristian Zimerman (pianista polaco) se ha posicionado en contra

Bartók decía que los concursos eran para los caballos… Se puede decir quien es el ganador de los 100 metros, porque llega el primero. Pero en cuestiones artísticas, al piano que es mi caso, todos los que se presentan tocan muy bien, trabajan muy duro. Yo he sido presidente del «Premio Internacional de Piano Flechilla-Zuloaga» y no vas allí a ver sí tocan bien. Hay factores objetivos y subjetivos. No es cuestión de estar a favor o en contra de los concursos. Son una realidad, están por todo el mundo.

Dentro de esa subjetividad que menciona está el factor emocional

La música tiene un poder muy grande para que se le adhiera la vida. Hay música que te puede emocionar y no gustarte. Esa frontera no está muy definida. Yo me acuerdo de una canción que es horrible pero me emociona, porque cuando yo tenía 15 años venía una chica de Francia que me gustaba mucho. Y cuando yo escucho esa canción la veo a ella bailarla en «La Oca», y siento vivo ese mundo de nuevo en mi. En las películas pasa igual. Hay que saber diferenciar la música en sí con lo que representa en un momento concreto. Un nocturno de Chopin te conmueve, pase lo que pase, porque la partitura es una obra maestra.

«VIVO EN RIOSECO PORQUE PARA MI ES MUY IMPORTANTE ESTAR CERCA DE LAS PERSONAS QUE QUIERO»

Medina de Rioseco es su lugar de referencia

Me gusta vivir aquí porque viven las personas a las que quiero. Aquí viven mi familia y muchos amigos. Luego, el entorno de una comunidad pequeña me gusta muchísimo. Me parece una manera espléndida de vivir y me parece muy bien que a otros les parezca lo contrario. Son cuestiones personales. Nuestra vida es breve y a mi me gusta vivir en un lugar donde las personas que han fallecido siguen ocupando un espacio en la ciudad. Todos los rincones de Rioseco tienen sentido.

¿La mejoras en el transporte y las telecomunicaciones han influido en esa decisión?

Obviamente, si viviera en 1800, probablemente no podría vivir aquí. Necesitaría vivir en una ciudad mayor o en un lugar mejor comunicado. Pero hoy, en 2024, si tengo que ir a dar un concierto a Berlín, estoy en Madrid en poco tiempo, y en Berlín un poco más tarde.

¿Se ha planteado alguna vez plasmar en una obra musical ese sentimiento hacia Medina de Rioseco?

Eso lo veo más para la escritura. He escrito muchas cosas sobre Rioseco. No es que esté vinculado, yo soy de Rioseco. Vinculado estoy a otros muchos sitios. También soy de Valladolid, he vivido unos años en ella y llevo 30 dando clase en el conservatorio, soy miembro de la Real Academia de Bellas Artes… No es una cuestión de exaltación localista, es una cuestión sencilla, vital, de un amor que no excluye a nada ni a nadie.

Su faceta como escritor es menos conocida, publica nuevo libro en mayo

La música y la escritura, para mí, son dedicaciones indistinguibles. Desde que soy pequeño escribo, y desde que soy pequeño estudio música. A parte de todo lo que he escrito sobre temas musicales, he publicado tres volúmenes de diarios, muchos artículos… y lo central, para mí, que es la poesía. He tenido una gran influencia de muchos autores, pero si tengo que decir influencias personales y directas, de lo que podríamos llamar de algún modo un magisterio, tengo que nombrar a Esperanza Ortega y Luis Ángel Lobato.

«Reflejos de Sylvia Plath» – Diego Fdez Magdaleno/Extracto de su próximo libro de poemas que saldrá a la luz el próximo mes de mayo

¿Quién es, para usted, Joaquín Díaz, protagonista de su libro-disco «La voz de la memoria«?

Un sabio que ha dado un salto muy importante; porque no es un sabio en la tribu, es un sabio en la sociedad, que es algo mucho más complicado. Un hombre extraordinario, de una sensibilidad y una inteligencia enormes, cuyo saber es un conocimiento que alimenta y ensancha la vida.

Ha realizado una gran labor como transmisor de la música y cultura populares

Gracias a Joaquín se han podido recuperar del olvido no solo en el ámbito musical, también de toda la cultura en general: literario, de vestuario, tradiciones… Y todo, en su conjunto, va generando ese conocimiento tan profundo del ser humano que él tiene. El pensar la memoria para él ha sido algo esencial. Por eso el libro que yo hice lo titulé «La voz de la memoria». Gustav Mahler decía que «la tradición no es la adoración de las cenizas si no la preservación del fuego». Y Joaquín en esto es un ejemplo. No es enseñar algo muerto, sino transmitir algo vivo.

«Romance del Conde Olinos» – Canción popular/La labor encomiable de Joaquín Diaz, manteniendo viva la llama con la que nuestros abuelos se juntaban de la mano

Una de las causas de la pérdida de esas tradiciones es la globalización

Tiene cosas buenas y malas. La música de Beethoven se escucha en Australia y en Canadá. Todos quieren ver a Van Gogh o a Picasso. No es tanto por la globalización como por la calidad de lo que está ahí. Si la globalización permitiera que todos leyéramos literatura maravillosa, o contemplásemos pintura maravillosa, estaría estupendo. Lo malo es cuando promueve lo contrario. Han mejorado mucho las comunicaciones, aunque traigan aparejadas consecuencias menos positivas, y sobre todo, hay un mayor acceso al conocimiento que hay que saber discernir. Es un tema muy complejo.

«ESTAMOS EN UNA ETAPA MUSICAL MUY RICA E INTERESANTE. SOLO HACE FALTA QUE TENGA UNA MAYOR PRESENCIA EN LA CULTURA GENERAL»

¿Cómo ve el panorama musical en la actualidad?

Hay multitud de estéticas musicales conviviendo en el mundo. Es un momento de una experiencia musical muy rica e interesante. Hay grandes compositores e interpretes, españoles y en todo el mundo. Lo que sí hace falta es que la música tenga una presencia en la cultura muy superior a la que tiene ahora. Es difícil, pero trabajamos para eso.

¿Le gustaría mandar un mensaje a los políticos?

El apoyo a la creación musical contemporánea debería ser mayor. Se hace con otras artes mucho más que con la música. Debe saberse valorar y difundir la música que se hace ahora, para la sociedad de ahora, no sólo para ser escuchada dentro de 100 años.

«Muchos artículos subrayan estos días el escaso nivel general de los políticos que nos representan en las instituciones: ignorancia, a veces alarmante, de fundamentos básicos en materias como historia o filosofía; sometimiento absoluto a las directrices de los partidos, que ahogan cualquier discrepancia, y una inaceptable falta de rigor y coherencia entre lo que se afirma con solemnidad por la mañana y lo que se defiende a ultranza por la tarde. Hay excepciones, desde luego, pero la visión global es desoladora.»

Diego Fernández Magdaleno«El rigor de los signos»

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